Póker para el Real Madrid de Baloncesto.

Triplete histórico al conquistar por primera vez en 41 años la Liga, Copa del Rey y la Euroliga y un póker sin precedentes sumando la Supercopa. El Madrid de baloncesto firma la mayor gesta de su historia con un 3-0 ante su enemigo histórico y en el escenario del que salía el año pasado expulsado en silla de ruedas Pablo Laso.

En enero el equipo se rehizo. Cambio brutal. La cuesta de enero se hizo una rampa de lanzamiento. Así se llegó a la Copa. Y con Slaughter estrenando pasaporte Cotonou lo que le permitió entrar de lleno en el equipo y no tener que irse a Israel como estaba previsto. Rudy se llevó el MVP con 22 de valoración, y Nocioni, muy cuestionado hasta entonces, empezó a despejar las dudas existentes.

Con viento a favor se llegó a la Final Four en casa tras un 3-1 al Efes en cuartos. Presión por las dos finales de la Final Four perdidas en las dos anteriores ediciones y dudas sobre el favoritismo: primero tocaba el ogro Obradovic y en caso de ganar el todopoderoso CSKA o el peligroso Olympiacos. Tocó rival griego y se acabó con una sequía de 20 años. Adiós a los fantasmas del pasado.

Lógica resaca europea en la recta final liguera en forma de derrotas antes de empezar el reto final: El triplete ansiado con la Liga, algo que sólo se había logrado en las temporadas 1964-65 y 1973-74 y un póker sin precedentes con la Supercopa.
El affaire del pasaporte de Panko salpicó a Slaughter, que para evitar problemas volvió a ser estadounidense y el Madrid se cargó para los playoffs a Campazzo, que tampoco había aportado gran cosa en todo el año. Así, y con la testimonial aportación de Doncic, la perla del presente con futuro prometedor, el Madrid se cargó en la primera ronda al Granca y sufrió lo indecible ante un mermado Valencia para plantarse en la final. Allí espero al Barça, que casi pierde un 2-0 a favor ante Unicaja y que en la final se convirtió en un saco de boxeo para un entonadísimo Madrid.